Hoy en día, cuando navegamos por internet, parece que todas las webs, canales de youtube y demás, se basan en la opinión personal. En el siglo del bum de la información, de los continuos estímulos, no encontramos opiniones que no estén sesgadas, contaminadas, impulsadas por la necesidad de pertenecer a uno u otro bando. Entras a Twitter y tienes que elegir: ¿Marvel o DC? ¿Playstation o Xbox? ¿a favor de influencers andorranos o en contra? ¿tortilla de patata con o sin cebolla?

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Y es que parece que, en el siglo de la opinión, el momento en el que la población mundial tiene más capacidad de transmitir un mensaje al resto del mundo, es tal la inundación que tenemos de información, que somos incapaces de procesarla y transmitirla de manera adecuada. Parece que el ser humano, en ese bum informativo, necesita posicionarse en un bando para existir. O peor aún, parece que la forma de reafirmar la posición propia, de justificar nuestra existencia es la de arrojar malas críticas injustificadas, no valorar lo que nos ha llevado hasta aquí y el gusto por la última novedad, por el impulso fácil y rápido.

En este blog trataré de combatir esa forma de ver el mundo. Trataré de hablar de aquello que me inquieta, qué me enamora y qué me desagrada, no desde la crítica simple y partidaria, sino desde el análisis concienzudo, del amor hacia aquello que leo, juego y veo. Mi nombre es Eduardo Corrochano, soy historiador, arqueólogo, asesor creativo y guionista. Y aquí trataré de expresar la forma en que veo el mundo que me rodea, el cristal velado que empaña mi visión que hace que cada una de las cosas que vemos todos sea diferente desde nuestro propio punto de vista. No con la voluntad de enseñar, no con la voluntad de imponer una opinión, sino con la esperanza de poder aprender más cada día de todo aquello que me hace ser quién soy.

Hoy, aquí y ahora, te pondrás mis gafas y trataré de enseñarte el mundo tal y como lo veo yo.

Bienvenid@ a mi universo, bienvenid@s al Eduverse