Mete en un vaso mezclador las mitologías de H.P. Lovecraft y el universo de Sherlock Holmes y después dale una batidora al creador de The Sandman. El resultado es un magnífico relato de misterio en la nueva novela gráfica de Neil Gaiman.
¿Hay alguien hoy en día que no conozca a Neil Gaiman? Si has vivido en una cueva las últimas no debes preocuparte, aquí encontrarás todo lo que necesitas saber sobre el último autor británico desde la perspectiva de Estudio en Escarlata, la nueva novela gráfica de Neil Gaiman.
Un poquito de historia
Hay ciertas historias que nacieron para ser clásicos de la literatura (el cómic, los juegos, el cine, etc). Se las considera grandes clásicos no porque sean antiguas, sino porque se sabe que inspirarán obras de su mismo género en los próximos años. Esto fue un poco lo ocurrido con las obras de Sir Arthur Conan Doyle, creador de Sherlock Holmes. Sin darse cuenta, Conan Doyle creó al detective más icónico de la historia de la literatura universal. De hecho podríamos decir que prácticamente es creador del género (con permiso de Edgar Alan Poe).
Ocurrió lo mismo con las historias de H.P. Lovecraft algunos años después. Si bien Lovecraft no generó un movimiento social del calibre de Holmes, reunió un grupo de autores que se enamoraron de su obra y fueron contribuyendo a ese universo. El resultado fue la creación del llamado «terror cósmico», un nuevo género que únicamente podía entenderse a través de las páginas del autor de Providence.
Doyle dio a luz a Holmes, el mejor detective del mundo y Lovecraft por su parte nos obsequió con Cthulhu, la entidad cósmica más enigmática de la historia de la literatura. Y años después nació Gaiman. Como muchos autores de ciencia ficción y literatura fantástica creció leyendo las historias de estos dos autores, de seando de alguna forma haber podido pertenecer a sus mundos. Fue en este aspecto donde Gaiman destacó enseguida, en la creación de mundos y sistemas de magia, además de la profundidad sentimental de muchos de sus personajes. Los mundos de Coraline, Stardust y por supuesto la línea de cómics para DC Cómics The Sandman. Gaiman cosechó un éxito tras otro en cualquier medio que se planteara, lo cual nos lleva su nueva novela gráfica, Estudio en Esmeralda.
Elemental mi querido…
Estudio en Esmeralda utiliza la magnífica fórmula explotada por Conan Doyle en la revista Strand allá por el siglo XIX. Se trata sin lugar a dudas de una de las mejores presentaciones de personaje de la historia de la literatura. Holmes examinaba a Watson y de un único vistazo lograba impresionarlos a él y al lector. Esta fuerte impresión sobre Watson provocaba el instinto de relatar toda su vida por parte del médico, que será la vía en que nosotros percibamos la grandeza de Holmes y de nuevo es la fórmula usada por Gaiman.
Los investigadores se desplazan al mismo domicilio que leíamos en Estudio en Escarlata, la aclamada primera obra de Holmes, pero esta vez algo ha cambiado. La habitación está cubierta de sangre color verde, y el cadáver tiene más extremidades de las que los humanos solemos acostumbrar. De esta forma percibimos la llegada del misterio lovecraftiano a la obra de Gaiman, que a partir de aquí volverá a hacer lo que mejor sabe, el diseño de fantasía. Con el ánimo de un artesano, Gaiman compone a base de detalles un nuevo universo, aprovechándose de lo que ya sabemos y contándonos los fragmentos que nos faltan.
La historia alcanza entonces un ritmo trepidante, en que el lector no podrá dejar de leer y pronto lamentará haberse dado el atracón. En apenas una hora de lectura estará completa y tú estarás buscando en amazon donde poder comprar la siguiente parte, te daré una pista, no la hay.
Novela gráfica con sabor a clásico
La obra está sembrada de easter eggs para los amantes del género y la época que se trata en esta maravillosa novela gráfica, como son los anuncios de obras de teatro o charlatanes que, si prestáis atención a sus nombres seguro que os sonarán.
Gaiman mantiene la tensión hasta el final, moviéndose entre lo que sabemos, lo que creemos saber y lo que esperamos que ocurra como pez en el agua. Moldea y afina el mundo y personajes de Doyle, guardando en el interior la profundidad psicológica y el terror cósmico de Lovecraft.
Los dibujos de Rafael Albuquerque son por otro lado el complemento perfecto que necesitaba este relato. Albuquerque entiende a Lovecraft y lo que Gaiman quiere hacer con él. Transmite la opacidad de las mentes humanas y cómo actuamos hacia lo desconocido de forma magistral.
Estudio en Esmeralda es elegante, como lo eran los libros encuadernados en piel, como un clásico del cómic. Es un relato corto, que no necesita nada más. La sensación de vacío que deja en nosotros, la de un mundo por desarrollar, es exactamente la que sus autores querían que sintiéramos. Sin embargo hay una alternativa, si sois amigos de los juegos de mesa y rol, existe una edición de 2013 que se basa en el mismo relato que la última novela gráfica de Neil Gaiman.